El pasado 29 abril organizamos una noche de shows íntimos de Shibari aprovechando que Mai Ropes y Lodrik (Alemania) estaban en el Dojo dando clases privadas sobre cómo atar cuerpos masculinos en estilo Naka. Como teloneros actuaron (haciendo su primer performance) nuestro instructor Vouk y la modelo de shibari RedVelvet, y como show principal contamos con Mai y Lodrik. 🙂 Una de las espectadoras del evento, Meira Fontalba, nos ha mandado un texto super bonito sobre como vivió esos shows y nos gustaría compartirlo con vosotros:
«Llueve abundantemente sobre la estera el primario de un arrebol. Ecos de tambores marcan el ritmo cardíaco de una tribu que, en silencio solemne, permanece expectante.
Decenas de dilatadas pupilas de color carmesí encuentran la hermosa silueta de una dama de nívea piel; Red Velvet provoca el primer suspiro general envuelta en claroscuros que evidencian la feminidad de su cuerpo a través de un vestido vaporoso, translúcido y blanquecino como la niebla. Su expresión física transmite certeza sobre la valiosa ofrenda que encarna. En sus rosadas mejillas se acomodan, para quien supo apreciar el detalle, mariposas de intermitente incertidumbre por el tiempo que ocupa un suspiro. Ella, espectacular en su semblante, permanece pacientemente a la espera con la elegancia sencilla de una pieza de porcelana finísima, sin otra ornamentación que la sensualidad de sus propias formas.
Cánticos rituales tejen la alfombra de entrada del joven maestro. La respiración de ella, como la de la horda que participa en el ritual desde la oscuridad, se ralentiza cuando escucha lentos pasos descalzos de aquél conocido como Vouk, quien se acerca a su inminente objeto de perversión admirando cada centímetro de la doncella. Envuelto sobriamente entre prendas azabaches, con gesto determinante y actitud ceremonial, se aproxima el hacendoso varón a la fémina con la voluntad de ligar inexorablemente la pericia de sus manos con el destino de su cautiva.
Esta presentación alumbró el espectáculo nocturno del 29 de abril de 2023 en Madrid Shibari Dojo, que unas pocas personas tuvimos la gran fortuna de compartir con las almas protagonistas del encuentro. Sea ésta una ocasión válida para agradecer a Margot y a Zor la celebración del mismo, siempre bajo premisas de noble altura, de entre las cuales quisiera resaltar el respeto por la diversidad, la práctica basada en conocimiento sólido y ante todo, la seguridad como imprescindible base sobre la que cada sesión se erige.
Una leve sonrisa se cuela el rostro de ella. La piel de la modelo y de su público se eriza con el movimiento constante, lento, apetecible, con que Vouk hace navegar primorosamente sus cuerdas sobre el torso y los brazos de Red Velvet. Comienza el juego tras las primeras constricciones, erotizado con la profunda y unísona respiración de ambos.
La intensidad de la sesión fue, en todos los sentidos, in crescendo. A medida que avanzaba la misma, de la garganta de Red Velvet pudimos escuchar un precioso amalgama de sonidos que acompañaron toda la performance, en cuyo repertorio pudimos apreciar diversidad de deliciosos matices: risas, gruñidos, gemidos, jadeos, sonidos ininteligibles acompañados de algunos temblores… Música para los oídos, ¡arte para la vista! Qué forma de sufrir tan gloriosa en suspensión, qué modo de disfrutar tan fabuloso sobre el dojo; cada vez que la experiencia provocaba que en sus labios asomaran las perlas de sus dientes, a las personas presentes nos regalaban el tesoro de sus expresiones corporales. Red Velvet fue al comienzo de la sesión el sosegado símbolo de un sacrificio; la lujuriosa prisionera al momento de ser inmovilizada; una virgen terrenal de la templanza durante las primeras elevaciones y una fortísima mártir digna de verdadera admiración en el momento más crítico del majestuoso baile, que Vouk coronó deslizando la horquilla que recogía el cabello de su modelo para liberarlo y ofrecer al público la imagen de una suerte de mástil fabricado con yute sobre el cuerpo de una mujer.
Durante su subime actuación, el rigger destacó por sentido del perfeccionismo y su disfrute por provocar una multiplicidad de sensaciones tanto en sí, como en su modelo. Y no fueron los únicos que gozaron ni se autodestruyeron un poco con los incisivos durante la velada, os lo garantizo.
El mejor desenlace estuvo bañado con las miradas de mutuo agradecimiento y las sonrisas cansadas pero gratificantes de esta pareja de cuerdas, lo que incitó al resto de la manada a arroparles con un cariñosísimo y caluroso océano de aplausos, dejándonos exhaustas y con hambre de más noches como aquélla.
La segunda parte de la velada fue obra de la rigger Mai y del bottom Lodrik. Ella, simbolizando el conocimiento oculto, la mirada sádica, la suspicacia; él, recreando la resistencia, la negativa a doblegarse fácilmente, la inocencia que hace mucho quedó atrás, disimulada por una mirada aparentemente cristalina.
Este acto se caracterizó por una manifiesta improvisación durante el juego de tortura en el que Mai puso a prueba el cuerpo de Lodrik a través de distintas técnicas con la misma precisión que si hubiera diseñado detenidamente la actuación. Impactantes fueron los duelos de intensas miradas fijas entre la pareja que, sin necesidad de articular palabra, se contaron tanto en un idioma que el resto de la multitud desconocíamos. «¿Quieres mi debilidad antes de llegar al fin? Tendrás que esforzarte más…», parecía pensar él. «Hasta dónde crees poder llegar con tu experimentado aguante, apuesto y joven condenado…», simulaba discurrir ella, que frecuentemente se alejaba de su preso para gozar sin prisa y con perspectiva de su faena, logrando que al hombre a su merced le nacieran discretos manantiales de los huecos poplíteos que recorrían, como venas, la longitud de sus gemelos hasta morir en sus sufridos pies y desaparecer.
Ella lo consiguió. Lodrik llegó gloriosamente a su límite hasta entregarse por completo; párpados cerrados al fin, dejando escapar lágrimas por un rostro que, a la luz de los focos, perdió su brillo inicial. Rendición masculina como espejismo del descanso eterno por unos largos minutos, bajo un manto rojo que simuló el abandono completo de la sangre de un mutilado, al tiempo que la ejecutora abandonaba la celda con una sonrisa satisfecha rebosante de complacida perversión.
Acta est fabula. La manada estalló en una hoguera chispeante de aplausos.
Gracias Mai y Lodrik por asistir, por vuestra labor de divulgación y enseñanza, por vuestra misma compañía y por hacernos sicarios de tan jugosa depravación.»
Si os ha gustado y queréis aprender Shibari, nuestro próximo curso de Iniciación al Shibari con plazas libres es el 18 de junio. 🙂