Esta misma mañana Andrea Ropes y Clementine Poulain han dejado Madrid y ya se les echa de menos. Era la primera vez que Andrea impartía un workshop en la ciudad y el feedback tanto por parte de ellos como de los asistentes ha sido muy bueno.
Andrea llegó el jueves a Madrid y le llevamos ese mismo día a dar un paseo por el centro a modo de pequeña visita turística. Al día siguiente ya llegó Clementine y nos fuimos todos a comer el mejor ramen de Madrid. Después de eso, nos dirigimos al local donde se iba a realizar el curso y la noche de performances para terminar de preparar el espacio y las luces y dejarlo todo listo para poder empezar el workshop puntuales.
El workshop de Andrea estaba basado en estructuras poco habituales y su uso práctico orientado a transiciones. El primer día se centró en estructuras de pecho, en el que nos enseñó tres diferentes tipos de strappado y un hojo hishi takate kote. Empezamos la mañana con unos estiramientos y consejos para los modelos coordinados por Clementine y, a continuación, el curso dio comienzo. Pudimos testear una por una las estructuras, ver sus pros y contras y variaciones y discutir entre atantes y modelos nuestras experiencias. Al final del día recogimos el local y lo preparamos para el evento de performances.
El local se llenó hasta arriba y todo el público parecía expectante. Aanecroo y Oogieboo salieron a escena e hicieron una versión mejorada de la performance que realizaron en Granada. Fue precioso a la par que divertido, brotaron emoción e hicieron reflexionar sobre la importancia fundamental de la comunicación y el juego en las cuerdas y cómo con una sola cuerda se puede transmitir más que con muchas transiciones bonitas.
Después de un descanso de diez minutos llegó el turno de Andrea Ropes y Clementine Poulain. Hicieron una demostración técnica y dinámica magistral, llena de transiciones preciosas y precisas con grandes torsiones. Fue todo un placer para los sentidos empaparnos de su gran experiencia y amor por el shibari y todo el recorrido en cuerdas que han hecho juntos. Andrea se encontraba por completo en su zona de confort en el escenario y nos lo hizo saber muy bien.
Después de digerir todas las emociones compartidas durante las performances y preparar de nuevo el local, tuvimos una rope jam donde quien quisiera seguir disfrutando de las cuerdas pudiera atar segura y tranquilamente hasta medianoche. Fue un gran momento para relajarse y jugar fuera de la burbuja de estrés que supone a veces un workshop de este nivel.
Y entonces llegó el último día de workshop. El temario del día fueron dos tipos de koshinawa y el desarrollo de transiciones. Esta vez también probamos las estructura mientras Andrea las revisaba e intercambiamos nuestras experiencias pero las combinamos con las estructuras aprendidas el sábado. La tarde del domingo la dedicamos a las transiciones. Andrea y Clem nos dieron muchísimos consejos y nos encargaron que planeáramos una serie de transiciones usando las estructuras aprendidas para llegar a las posiciones que quisiéramos conseguir. Andrea nos guió individualmente y gracias a él y Clem todos los asistentes del curso consiguieron suspensiones interesantes y mejoraron su confianza y complicidad con las transiciones. Y entonces, después del feedback final, el workshop llegó a su fin y nos despedimos contentos por haber compartido tantas cuerdas, inspiración y conocimientos juntos.
La diferencia de todo siempre está en los detalles y precisamente fueron esos detalles que nos fue proporcionando los que nos han ayudado a mejorar y aprender más. Ha sido increíble tener el honor de dar clases con un atador del nivel de Andrea pero también compartir tantos momentos divertidos con una gran persona como él. Desde Madrid Shibari esperamos poder volver a contar con él en el futuro y que haya disfrutado tanto como nosotros de su paso por aquí.