«Hoy me siento especialmente reflexiva. Así que os traigo un trocito de mi psicología de estar por casa 🙂 sobre nuestra necesidad de validación por parte de los demás. ¿Por qué es tan fuerte en nosotros y por qué, incluso cuando somos conscientes de ello, seguimos viéndonos obligados a medirnos por estándares externos?
Lo descubrimos pronto en la vida. Cuando crecemos, nos dicen que no hacemos algo bien y nos corrigen. Sea lo que sea: demasiado ruido al jugar, falta de rendimiento en el colegio… ¡Ahora tu madre está muy enfadada contigo! ¿Qué aprendemos de eso? Más vale que acatemos la opinión que nuestros padres tienen de nosotros o, de lo contrario, nos retirarán su amor. Algo que necesitamos desesperadamente…
Este es el comienzo de la programación social que nos dice que no estamos bien como somos. Así es como se crea el primer agujero en nuestros corazones. El vacío. Aprendemos que no deben gustarnos las partes de nosotros mismos que nuestros padres no validan. Aprendemos a escondernos y a avergonzarnos de las partes que creemos que no están bien.
La sociedad se encarga de explotar este vacío. Se impone a través de la escuela, la iglesia o nuestros amigos y familiares bienintencionados. A la sociedad no le interesa curar el trauma original. Obtenemos una aprobación social y una liberación momentánea (consumiendo, jugando a juegos en línea, viendo la televisión, etc.), pero a largo plazo, esto hace que nuestro vacío se haga más grande. Intentemos hacer una pausa en las compras y el entretenimiento, intentemos apagar la televisión por un momento y sentirnos dentro de nosotros mismos, nos daremos cuenta de lo que realmente sentimos inmediatamente. Tristeza. Frustración. Cólera. Resignación.
Cuando nos esforzamos por cambiar esta situación y reclamar de nuevo nuestra autoridad sobre nosotros mismos, tenemos que pasar por un proceso doble:
Primero, tenemos que dirigirnos a nuestro interior y observar la herida original. Enfrentarnos a este agujero en nuestro corazón. Esto es muy doloroso y por eso normalmente lo evitamos. Queremos mirar, pero tenemos miedo al dolor que conlleva. Así que lo evitamos. Esa es la razón por la que podemos ser tan buenos en tantas prácticas esotéricas y «conscientes» sin hacer nunca un cambio real en nosotros mismos.
En segundo lugar, tenemos que darnos cuenta de que no todo lo que sabemos o creemos es cierto. Tenemos que aceptar el hecho de que vivimos en una ilusión, una especie de «matrix»: un modelo impuesto socialmente, que nos enseña algo que es beneficioso para este modelo, pero no necesariamente cierto. Capa a capa, poniendo a prueba nuestras propias creencias, averiguando que hay de cierto en ellas para nosotros…
¿Cómo sabemos lo que es verdad o real? Porque lo sentimos en nuestro cuerpo. Y a veces eso también requiere un aprendizaje.
Poco a poco, mientras nos enfrentamos a la narrativa social y comprobamos si esta es cierta, podemos iniciar el proceso de reconstruir nuestras vidas. Mi sexualidad: ¿qué me atrae realmente? Mis rituales y tradiciones familiares. Mis finanzas y mis creencias sobre lo que es seguro. La imagen que tengo de mí misma. Mis verdaderas necesidades y mi propósito en la vida. Mis valores. Puede que empecemos por lo más urgente y los demás rompecabezas de nuestra vida se vayan amoldando. Una vez que le contemos a nuestro amante lo que nos gusta sexualmente, sentiremos el impulso de establecer por fin límites con nuestros padres. Una vez que hablemos con nuestros padres, no toleraremos más ese trabajo…
No será fácil, pero es posible hacer el cambio que realmente deseamos. Lo contrario a conformarse con una relación mediocre o abusiva o con una familia tóxica no es aislarse por completo y vivir solo en el bosque, es encontrar una tribu o comunidad donde nos sintamos queridos y aceptados. La autovalidación no significa que no nos importe lo que digan o hagan los demás. Significa que no comprometemos nuestros valores, que vivimos de acuerdo con lo que realmente nos importa y lo que hemos elegido para nosotros mismos.
Podemos crear la realidad en la que queremos vivir. Realmente lo creo. La forma de conseguirlo es empezar por cambiar nosotros mismos, y eso suele ser un cambio somático, muy físico…
Con esto, os deseo a todos un feliz año y que todos vuestros sueños se hagan realidad. <3″
Esta es la traducción al castellano por Margout del texto «Self-validated sexuality» publicado por Natasha NawaTaNeko en su blog Somatics for Rope Bottoms. Puedes leer el texto original en inglés aquí. 🙂
Uno de los objetivos por los que construimos el Dojo fue crear un espacio y una comunidad donde sus miembros pudieran sentirse radicalmente aceptados, donde nuestra sexualidad y desviaciones fueran celebradas, donde nadie juzgase o pisoteara a nadie, donde pudiésemos sentir nuestros cuerpos fuera de la programación social del día a día. Un espacio para crecer, ya no solo en el Shibari sino como personas. Feliz año, gracias por un 2023 tan maravilloso! ❤️
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